viernes, 17 de junio de 2016

'' EVELYN MC HALE'' Protagonista del suicidio mas hermoso de la historia



En la mañana del 1 de mayo de 1947 Evelyn Mc Hale, una joven norteamericana de 23 años que se aprestaba a casarse, compró un boleto para acceder al mirador del famoso rascacielos Empire State Building, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Nueva York. La muchacha, cuando eran pasadas las 10.30 de la mañana, tras subir al piso 86 del edificio, lugar donde se encontraba el observatorio, y pasear unos segundos por el mirador, hizo entonces algo que nadie se esperaba: simplemente se lanzó al vacío


Tras caer más de 170 metros, Evelyn se estrelló contra el techo de una limusina de la Organización de las Naciones Unidas que se encontraba estacionada a la entrada del edificio, sin ningún ocupante, muriendo instantáneamente. Hasta aquí, esta historia no se diferenciaría demasiado de otros luctuosos casos de suicidio, de no mediar lo que ocurrió después.

Minutos después que el cuerpo de Evelyn Mc Hale cayera desde lo alto sobre el techo del automóvil, los curiosos comenzaron a agolparse en torno al lugar. Entre ellos se encontraba Robert Wiles, un joven estudiante de fotografía que se sintió profundamente conmovido por la serenidad del rostro de la muchacha (estaba perfectamente maquillada y peinada) y su cuerpo tendido casi artísticamente sobre el techo de la limusina. En efecto, aunque el techo del automóvil había quedado completamente destrozado, el cuerpo de Evelyn parecía haberse tendido delicadamente sobre él, como posando. Y a pesar del terrible impacto, su cuerpo no evidenciaba una herida, ni siquiera un sólo rasguño, y su rostro reflejaba la paz propia de un plácido sueño. Sus pies habían quedado cruzados y su mano izquierda tocaba delicadamente su collar. Los testigos del suicidio, transeúntes en su gran mayoría, estaban no sólo tan impactados por la muerte de la joven, sino que también por las estéticas formas del cuadro que el cuerpo intacto de Evelyn dibujaba sobre la limosina destrozada.

Robert Wiles tomó instintivamente su cámara y capturó una fotografía del cuerpo exánime de la muchacha. Lo que Wiles no sabía es que gracias a él la muerte de Evelyn McHale iba a quedar enmarcada para siempre en la posteridad, pues la prestigiosa revista Life publicaría días más tarde la impactante imagen en la portada de su edición del 12 de mayo, con el título “The most beautiful suicide” (“El suicidio más hermoso”). A contar de ese momento, la fotografía de Evelyn Mc Hale se transformaría en la foto de una suicida más bella de la historia.

Pero ¿Qué llevó a una hermosa joven que tenía la vida por delante y que estaba a punto de casarse a lanzarse al vacío desde uno de los edificios más famosos de Nueva York? Hasta el día de hoy nadie lo sabe. Su prometido, Barry Rhodes, un joven que había servido en el ejército como piloto de aviones y que en aquel momento estudiaba en el Lafayette College de Easton, relató que el día anterior, 30 de abril de 1947, fue la última vez que la vio con vida. Tras despedirse de ella, el joven aseguró que estaba “tan feliz como cualquier chica a punto de casarse”.

Cuando la policía registró el bolso de Evelyn Mc Hale, que estaba al lado de su cadáver, encontró una nota de despedida, escrita de su puño y letra, que decía lo siguiente: “No quiero que nadie de mi familia o amigos me vea así. ¿Podrían incinerar mi cuerpo? Les ruego a ustedes y a mi familia que no me hagan ningún funeral o ningún tipo de ceremonia para recordarme. Mi novio me había pedido matrimonio para casarnos en junio, pero no creo que yo pueda ser una buena esposa para nadie. Él estará mucho mejor sin mí. Díganle a mi padre que tengo muchas de las tendencias de mi madre”.

La policía logró determinar que tras despedirse de su prometido el 30 de abril, Evelyn, en vez de volver a su casa, como era habitual, tomó un tren en dirección a Manhattan. Una vez allí, reservó una habitación en el hotel Governor Clinton, donde escribió la breve nota que guardó en su bolso. Luego compró una entrada para el observatorio de la planta 86 de

La joven, tal como solicitó en su carta, fue incinerada, pero no consiguió ser olvidada, como pedía en su nota. Al contrario, la fotografía de su cuerpo exánime sobre el techo destruido de una limusina, convertida en la portada de la revista LIFE, con su apariencia hermosa y serena, más dormida que sin vida, pasaría a la historia como una poderosa y contradictoria imagen de la belleza más trágica.l Empire State Building y, una vez arriba, con la ciudad a sus pies, saltó para no despertar jamás.

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